Webfic
Abra la aplicación Webfix para leer más contenido increíbles

Capítulo 3

Noelia alzó la mirada hacia él: —¿De verdad crees que nuestros diez años están contenidos en este jarrón? —En realidad, quería invitarte a una cita y volver a hacer cerámica juntos. La acusación ahogada de Noelia dejó a Alejandro clavado en el lugar. Él extendió la mano y la atrajo para que se apoyara en el sofá: —Fue culpa mía, solo que me importas demasiado. Probablemente era la primera vez que se daba cuenta de que había papeles dentro del jarrón. Con curiosidad, abrió uno de ellos: [Ojalá la próxima negociación de Alejandro salga bien y no vuelva a enfadarse tanto como para golpear la pared a escondidas.] [Ojalá pueda vivir con Alejandro en una casa con ventanales enormes y tener un perro.] De pronto, ella se sintió arrastrada de nuevo a aquel departamento pequeño pero cálido. Ella recordó a Alejandro abrumado por contratos, soportando desprecios y manteniéndose firme ante ella. Entonces escribió aquellas notas para dar salida a un cariño torpe y una preocupación silenciosa. Pero diez años lo habían cambiado todo; el Alejandro de antes jamás habría preguntado: —Si siempre fuera un pobre diablo, ¿seguirías amándome? Como si sus diez años de juventud, todas las penurias que habían atravesado juntos, no valieran más que una prueba hipotética. Una fatiga profunda y un frío en el corazón la invadieron. Cerró los ojos y fingió dormir. En la oscuridad, las lágrimas empaparon la almohada sin hacer ruido. A la mañana siguiente, Noelia encargó en silencio a su abogado la redacción del acuerdo de divorcio. Hizo un inventario de las joyas y bolsos de marca que Alejandro le había regalado y contactó a revendedores de lujo de segunda mano. Cada movimiento fue limpio y decidido, como si estuviera cortando de raíz el pasado. Al terminar, sonó el timbre familiar de su celular: era Alejandro. —Esta noche hay una reunión. Acompáñame. Esa noche, dejó de lado los vestidos sobrios que solía elegir para complacerlo. Siguió su propio gusto y se puso un vestido deslumbrante; el maquillaje, intenso y radiante. Apenas entró al salón privado, todas las miradas se clavaron en ella. —Está vestida de pies a cabeza con la palabra caro, como si temiera que nadie notara lo mucho que le gusta presumir. —Ese brillo me deja ciego. Un gusto de nueva rica total, no encaja con nosotros. Susana sonrió y fingió consolarla: —No te lo tomes a mal. Vienes de un entorno humilde; es normal que no sepas imitar la estética de la alta sociedad. Los labios rojos de Noelia se curvaron ligeramente: —Tienes razón; el gusto se cultiva. —Pero, comparado con quienes logran que una marca de lujo parezca de mercadillo, creo que yo sí le hago justicia al diseñador, y a mi billetera. El rostro de Susana se ensombreció al instante. La mirada de Alejandro pasó por Susana, cargada de advertencia: —Cuida tus palabras. —No quiero volver a escuchar ningún comentario que menosprecie a mi esposa. Las risitas alrededor se cortaron de golpe. Así que bastaba una frase suya para callarlos a todos. Noelia, en cambio, recordó cuando acababa de entrar en ese círculo y era objeto de burlas por no vestir lo suficientemente fino. Entonces él estaba tan ocupado que ni siquiera atendió su incomodidad; la miró con cansancio y un leve reproche. —Noelia, ¿por qué no puedes cambiar un poco por mí? Aunque después se disculpó, ella fue a aprender etiqueta, a catar vinos, a limar sus aristas, solo para no hacerlo quedar mal. Visto ahora, no era más que el deseo de él de moldearla, usando la voz de otros, hasta convertirla en una esposa apta. Ahora sabía defenderse, pero esa protección tardía ya no significaba nada. En ese preciso instante, Susana tropezó y el vino tinto que llevaba se derramó sobre la falda de Noelia. —Ay, qué pena. —Dijo Susana sin el menor asomo de disculpa, con una sonrisa triunfal en los ojos. Noelia miró la gran mancha en el vestido. El fuego que había reprimido durante tanto tiempo por fin estalló. Tomó la copa de champán que apenas había probado y se la arrojó entera encima. —Qué coincidencia, yo tampoco me siento muy bien al respecto. Susana abrió los ojos, atónita, incapaz de creer que Noelia se atreviera a responderle en público. Noelia dejó la copa vacía en la bandeja de un camarero y recuperó la calma: —Disculpen un momento. Alejandro dudó en seguirla, pero un socio que había permanecido en silencio lo detuvo. A Noelia le pareció extraño, aunque no le dio mayor importancia. Sin embargo, al doblar hacia el baño, un pañuelo de olor penetrante le cubrió la boca desde atrás. Se puso en alerta y forcejeó con todas sus fuerzas, arañando el brazo del atacante. Pero la diferencia de fuerza fue abrumadora; perdió la conciencia y cayó en la oscuridad. Cuando volvió a despertar, estaba atada a una silla, con las manos a la espalda. Un hombre con máscara estaba de pie frente a ella: —Te daré dos opciones. —Entrégame los datos clave del Proyecto Ciudad Estelar que Alejandro desarrolla ahora y te irás con 1,500,000 dólares dólares. —De lo contrario, te dejaré encerrada aquí, hasta que mueras de hambre.

© Webfic, todos los derechos reservados

DIANZHONG TECHNOLOGY SINGAPORE PTE. LTD.