Capítulo 14
Eduardo no volvió a Valmora.
Se quedó a vivir cerca del instituto donde trabajaba Isabel.
Desde la ventana de la habitación del hotel podía ver justo la entrada del instituto.
Cuando estaba despierto, se quedaba mirándola sin descanso.
Al ver que Isabel y José se acercaban cada vez más, empezó a sentirse inquieto.
El primer día fue al mayor mercado de flores de Sieramar.
Recordaba aquel precioso tulipán que Rosa había destruido, y ahora él mismo eligió la mejor plántula, sosteniéndola con cuidado entre las manos.
Esperó en la puerta del instituto.
Estuvo allí desde el amanecer hasta casi el mediodía.
Isabel por fin salió.
El corazón de Eduardo se encogió de golpe.
Se adelantó y le bloqueó el camino.
—Isa.
Le extendió la maceta, la voz un poco áspera por los nervios.
—Lo planté de nuevo. Podemos cuidarlo juntos, ¿sí?
La sonrisa desapareció de la cara de Isabel.
Ni siquiera miró la maceta, ni tampoco a él.
Simplemente lo rodeó y siguió caminando.
Como si él fuera solo una masa de aire qu

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