Capítulo 286 Fingiendo

Mónica, vestida con ropa de casa y de espaldas al sol, movía sus largas manos arriba y abajo con gracia, irradiando luz por todo su ser. Después de tocar varias piezas, Sergio se percató de que ya había acabado su café. —¿Cuál de las canciones te parece más adecuada para el concurso? —preguntó Mónica con expectación. Aunque Sergio no era un pianista profesional, tenía una buena capacidad de apreciación y ofreció su consejo de manera decidida: —Creo que la segunda fue la mejor. No solo fue la más fluida, sino que la forma en que transmitiste la emoción fue mucho más conmovedora. Mónica bajó la vista, recordando, y asintió en acuerdo. Una vez decidida la canción para el concurso, la presión en su corazón disminuyó abruptamente y una sonrisa se dibujó en sus labios: —Entonces elijo esta canción. En un momento se la enviaré a la profesora. —Por cierto, ¿por qué no fuiste a la oficina hoy? Sergio dejó su taza vacía sobre el piano, mostrando una rara vacilación en su rostro: —Unos amigos se