Capítulo 12
En realidad, Zara quedó totalmente asombrada al ver a Nicholas besando a Sophie y, aunque sabía perfectamente que él no sentía nada por ella, al menos esperaba que no fuera capaz de hacer eso en su presencia; después de todo, ella seguía siendo su legítima esposa.
Sin embargo, tras verlo hacer ello, Zara pensó inmediatamente que Nicholas la despreciaba mucho; luego, incapaz de seguir viendo esa escena, se dio la vuelta frenéticamente.
De hecho, a pesar de que agarró fuertemente el archivo, sus manos siguieron temblando nerviosamente, su cuerpo perdía la fuerza y su respiración se volvió mucho más agitada; inclusive, las lágrimas comenzaron a acumularse dentro de sus ojos.
Sin embargo, como aún podía escuchar los besos, a Zara se le revolvió el estómago, se tapó la boca y se dio la vuelta inmediatamente para salir corriendo; pero, antes de que pudiera abrir la puerta, Nicholas espetó furiosamente: "Alto".
Los pasos de Zara se detuvieron abruptamente. Se quedó quieta sin volverse. Cuando escuchó ello, Zara se detuvo abruptamente y se quedó totalmente paralizada; luego, tras una breve pausa, Nicholas volvió a añadir seriamente: "¿Quién te dio permiso para salir?".
Cuando escuchó sus palabras, el corazón de Zara se aceleró y, como lo que menos deseaba era quedarse en esa oficina, ella aún siguió manteniendo su mano sobre el pomo de la puerta.
De hecho, al principio pensó en ignorarlo y salir corriendo apresuradamente de ahí; sin embargo, como había ido a firmar un contrato, pensó que, si huía, él tal vez se enojaría y no estaría dispuesto a firmar el contrato que le encomendaron.
En realidad, no tenía claro si su actitud pueda estimular para que Nicholas vaya en contra de Ciffax; sobre todo, porque todos sabían cuan poderosos eran los Grantham en toda la ciudad de Bey.
Además, Zara sabía que Cliffax no podía permitirse el lujo de ofender a Nicholas; así que, tras reflexionar tranquilamente todas las opciones, ella retiró cuidadosamente su mano.
Aunque, no podía negar que su corazón estaba realmente herido y, ya no podía aguantar más las lágrimas de sus ojos; sin embargo, mientras se secaba apresuradamente, lo escuchó decir nuevamente: "Ven, regresa".
Después de oír tal orden, Zara respiró hondo, se dio la vuelta y siguió manteniendo su cabeza gacha, solo mirando atentamente la punta de sus zapatos; además, sus manos estaban entrelazadas y sosteniendo fuerte y firmemente el contrato.
Por su parte, Nicholas la observó fijamente y, de hecho, pudo notar claramente su rostro nervioso, sus pestañas temblorosas e, incluso, sintió el ritmo acelerado de su corazón.
Tras analizar su expresión, Nicholas pensó inmediatamente que su acción hizo efecto; así que, con gran diversión y felicidad en su mirada, él sonrió ligeramente con picardía.
Luego de ello, Nicholas miró a Sophie y le dijo cariñosamente: "Ve, siéntate allá y espérame". De hecho, esta vez, la mujer no lo rechazó, y solo asintió levemente mientras entraba a otra oficina.
Por su parte, Zara seguía parada en el mismo sitio, con la cabeza gacha y un poco confundida; mientras tanto, Nicholas empezó caminó hacia su asiento y le dijo: "Trae el archivo".
Después de escucharlo, Zara lo siguió lentamente, colocó el archivo sobre la mesa y esperó pacientemente; mientras tanto, luego de sentarse cómodamente, Nicholas tomó el archivo y lo comenzó a revisar. De hecho, en ese momento, Zara no levantó la cabeza en absoluto y, ni siquiera se atrevió a sentarse
Mientras tanto, a pesar de estar revisando el archivo, Nicholas tenía toda su atención en Zara; así que, con una ligera mirada, le preguntó: “¿Por qué sigues de pie? Siéntate".
"Estoy bien así", respondió Zara débilmente, pues por fin pudo decir esas tres palabras; sin embargo, levantando la cabeza y mirándola severamente, el hombre ordenó: "Dije que te sientes".
A pesar de que su tono no era alto, aún se escuchó serio y autoritario; así que, Zara no tuvo más remedio que sentarse obedientemente en una silla frente a él.
Mientras tanto, al ver que la mujer por fin le hizo caso, Nicholas la miró con frialdad, siguió concentrado en el archivo y, solo después de una precisa revisión, el hombre finalmente firmó el documento. Luego de ello, tras la entrega del contrato, Nicholas le preguntó curiosamente: "No sabía que trabajabas para Cliffax. ¿Cuál es tu cargo?".
Por su parte, mientras recibía el contrato, Zara le respondió con total seriedad: "Soy la secretaria del CEO".
"oh, ya veo", exclamó Nicholas con total incredulidad; luego, con una ligera mirada hacia ella, añadió: "Quieres decir que eres el secretario de Isaac".
"Sí, así es", respondió la mujer lo más amable posible; mientras que, mirándola con completa atención, Nicholas solo murmuró: "Vaya, interesante".
Tras escuchar ello y antes de retirarse, Zara se puso de pie frente a él y dijo profesionalmente: "Gracias por brindarnos su valioso tiempo, presidente Grantham. Cliffax trabajará duro para este proyecto".
Después de decir ello, Zara le dedicó una agradable sonrisa y trató de actuar con gran confianza; sin embargo, sus piernas aun le temblaban por todo lo que tuvo que pasar.
Mientras tanto, Nicolás no dijo ni una sola palabra, únicamente la miró con total atención, se reclinó en su silla y asintió secamente; de hecho, se podría decir que tenía una expresión ilegible.
Después de todo eso, Zara se dio la vuelta y salió inmediatamente de la oficina, su sonrisa había desaparecido y, ahora solo estaba se notaba realmente pálida; inclusive, ni siquiera supo cómo salió del edificio.
Sin embargo, cuando la deslumbrante luz del sol golpeó sus ojos, ella finalmente volvió en sí, sacó las gafas de su bolso y se las puso; luego, tomó un taxi y volvió inmediatamente a la empresa.
Cuando llegó a la empresa, Zara fue directamente a la oficina de Isaac y le entregó el archivo encomendado; luego, como Isaac estaba feliz con ella, le dijo: "Me alegro de que hayas ido y firmado el contrato. Ahora, vamos a almorzar".
Después de esa pequeña invitación, Isaac se levantó de su silla para salir; sin embargo, antes de que eso pasara, Zara le respondió: "No... Isaac, escúchame".
Cuando escuchó su negativa, la sonrisa de Isaac se desvaneció, la miró fijamente y arqueó profundamente las cejas; de hecho, no podía negar que estaba realmente confundido, pero esperó pacientemente a que ella hablara.
Por su parte, como el estado de ánimo de Zara no era bueno, ella quería estar sola durante un tiempo; sin embargo, no sabía cómo rechazar la invitación de Isaac, así que solo miró descuidadamente hacia abajo, se mordió ligeramente el labio antes de hablar.
Luego, después de pensar en algunas cosas, Zara levantó la cabeza y, mirándolo a los ojos, le dijo: "La verdad es que, temo que el personal tenga una impresión equivocada si nos ve salir juntos; de hecho, me he convertido en su secretaria hace solo unos días y, si mis compañeros nos ven yendo a almorzar juntos, empezarán a especular algunos rumores sobre nosotros. Así que, como no quiero oír ningún chisme sobre tú y yo, prefiero no ir contigo; es más, yo sé que quieres tratarme bien y eso, pero debemos tener cuidado. A decir verdad, no puedo negarte que siempre te trataré como un amigo fuera de la oficina; sin embargo, dentro de la empresa, prefiero mantener una relación profesional. Espero que puedas entenderme".
Al escuchar ello, Isaac la miró un poco desanimado y, aunque quería decir que él siempre podía invitar a su secretaria a comer, él prefirió guardar silencio; inclusive, pensó que tenía que trabajar más duro para ganarse su confianza y su amor.
De hecho, Isaac estaba un poco decepcionado por no poder ir a almorzar junto a Zara; sin embargo, al pensar que ella todavía lo consideraba como su amigo, esa inquietud en su corazón se fue disipando lentamente y, se prometió a sí mismo hacer de todo para ganarse el corazón de su ángel.
Después de contemplar ello, Isaac sonrió delicadamente y le dijo: "Está bien, voy a tener eso en cuenta. Ahora anímate, no me gusta ver a mi secretaria molesta".
A decir verdad, tras escucharlo decir eso, Zara no pudo evitar sonreír y, de hecho, su estado de ánimo mejoró un poco; luego, mirándola cariñosamente, Isaac le dijo: "Bueno, ahora ve a almorzar. No te saltes la comida solo porque no te voy a invitar, eh".
Tras oír eso, Zara se rio agradablemente y, enfatizando a propósito su puesto, le respondió con firmeza: "Entendido, señor director".
Después de decirle eso, una sonrisa juguetona apareció en el delicado rostro de la mujer, haciendo que se viera mucho más encantadora; sobre todo, aumentando aún más la determinación de Isaac para hacerla su mujer.
Tras ello, Zara salió de la oficina de su jefe y se fue inmediatamente a la cafetería, donde encontró a Jude y almorzó con ella. De hecho, después de estar un buen tiempo con su amiga, el dolor que sintió en su corazón ya había desaparecido y, ni siquiera se preocupó más en Nicholas; pues, tras volver a su escritorio después del almuerzo, Zara solo se concentró en su trabajo.
Al final del día, ambas mujeres se dirigieron al centro comercial y, Jude no dudó en llevarla inmediatamente a una de las boutiques más caras en la ciudad; pues, era la única tienda que tenía disponible las últimas colecciones de diseñadores famosos.
No obstante, como Zara se sintió un poco fuera de lugar, le preguntó inmediatamente a su amiga: "¿Por qué me trajiste aquí? Todos los vestidos parecen bastante caros y yo no puedo permitírmelo".
"No te preocupes, de hecho, esta es la mejor tienda que conozco donde puedes encontrar vestidos para fiestas con clase. Además, estoy de acuerdo contigo en que los vestidos son un poco costosos; pero, también encontrarás algunos vestidos que puedas comprar. Vamos, rápido, echa un vistazo a tu alrededor", dijo Jude, quien tomó apresuradamente su mano y caminó más adentro de la boutique.
Al no poder hacer nada más, Zara no tuvo más remedio que seguirla en silencio y mirar atentamente todos los vestidos. De hecho, no podía negar que encontró todos los vestidos bastante bonitos y atractivos y, si no hubiera sido por su presupuesto, definitivamente estaría interesada en comprar un par.
Sin embargo, lo que más llamó su atención fue un vestido acampanado rosa, con hombros descubiertos y un pesado trabajo de bordado; es más, fue por él único que se detuvo y se acercó para mirarlo de cerca.
Al ver ello, Jude también dejó de caminar y, siguiendo la mirada de su amiga, vio el deslumbrante vestido frente a ellas; luego, con una amplia sonrisa en su rostro, exclamó: "¡Guau! Esto es increíble. Pero, estoy bastante segura de que es condenadamente costoso".
"Sí, tiene usted razón. De hecho, solo hay unas pocas piezas de ese vestido y, este es el único en nuestra tienda", dijo repentinamente la voz de una vendedora detrás de ellas, haciendo que Zara se detuviera antes de tocarlo.
Luego, tras retirar su mano, Zara miró inmediatamente hacia el origen de la voz y, solo pudo ver a una mujer rubia con una falda negra hasta la rodilla y una blusa blanca. De hecho, debido a su delicado maquillaje, esa mujer podría ser considerada como toda una bella dama; sin embargo, era bastante arrogante.
Luego, tras mirar arrogantemente a Zara, le dijo en un tono indiferente: "Este vestido está diseñado por el mejor diseñador de la ciudad de Bey. Todas las piezas están agotadas y, solo queda este".
Tras escuchar ello, Zara sonrió terriblemente y miró de inmediato a Jude para decirle que fueran a otra tienda; sin embargo, justo cuando estaba a punto de hacerlo, ella escuchó una nítida voz femenina que dijo: "No dejes que cualquier persona toque el vestido, ¿quién sabe si ella puede permitírselo? De seguro solo lo estropeará".
Al escuchar ello, Zara giró la cabeza inmediatamente y vio que Sophie se les acercaba de manera arrogante; luego, vio a Nicholas, quien la seguía en silencio y con una expresión ilegible. De hecho, al verlo ahí, la respiración de Zara se aceleró nuevamente y, aunque sus ojos estaban fijos en él; Nicholas ni siquiera la miró.
Mientras tanto, después de que Sophie nuevamente hablara, Zara finalmente volvió a la realidad y escuchó con atención cada una de sus palabras: "Algunas personas solo vienen a mirar alrededor y nunca pueden comprar un vestido como este. Deberías ser consciente de esto". Luego, tras lanzar una mirada severa al personal, Sophie giró la cabeza y, mirando a Zara con desdén, le dijo: "Parece que el estándar de su tienda disminuye, por lo que cualquiera puede atreverse a venir aquí".
En realidad, Sophie estaba tan enojada con Zara por todo lo que pasó en la oficina que, no dudó en humillarla despiadadamente al tenerla frente a ella; de hecho, pensó que nunca volvería a verla, pero ahora que la tenía cerca, aprovechó en descargar su ira.
"Disculpa, ¿quién diablos crees que eres? ¿Crees que no podemos permitirnos comprar este vestido?", dijo Jude muy furiosa, pues no permitiría ninguna humillación.