Capítulo 9
Tras escuchar ello, Isaac quedó realmente muy sorprendido y, con la mirada fija en su amigo, exclamó: "Pero, ¿qué?¿Cómo puede culparte de ello? Ese accidente fue extremadamente terrible, y tú, también podrías haber perdido la vida; de hecho, tuviste mucha suerte de que el accidente no te matara". Luego, con una sonrisa de amargura, sacudió lentamente su cabeza, lo miró de manera dudosa y añadió: "La verdad es que, no solo me parece cruel de su parte que te culpe; sino que, tampoco puedo creer que todavía la estés esperando".
Al ver que su amigo mostraba su molestia hacia Sasha, Nicholas explicó inmediatamente: "La verdad es que, este accidente dañó su útero y ella ya no podrá concebir; así que, sabiendo lo doloroso que es esto para una mujer, comprendo todo la ira que siente hacia mí. No obstante, aún quiero encontrarla a toda costa, pues necesito decirle que la amo tanto que no me importa si me puede dar un hijo o no; es más, yo solo quiero que ella esté a mi lado".
Cuando escuchó esa revelación, Isaac se quedó completamente atónito y, de hecho, también sintió un fuerte dolor en su corazón al ver la tristeza en la mirada de su amigo; luego, tratando de reconfortarlo, le palmeó ligeramente el hombro.
Por su parte, cambiando de tema, Nicholas sonrió amigablemente y le dijo: "Pero, de verdad estoy muy feliz por ti, me alegro que finalmente hayas encontrado a la mujer que has buscado durante mucho tiempo; además, yo también quiero conocerla, ¿de acuerdo? Quiero agradecerle personalmente lo que hizo por ti; pues, si ella no te hubiera salvado ese día que viniste a visitarme, yo habría perdido a un gran amigo y, de hecho, nunca me hubiera perdonado eso.
Después de escuchar ello, Isaac sonrió lleno de entusiasmo y le dijo: "Sí, claro. De hecho, ojalá pudiera hablar con ella y confesarle claramente todos mis sentimientos; sin embargo, ella es tan hermosa que, me pongo muy nervioso cuando estoy frente a ella".
A decir verdad, aunque Nicholas estaba muy emocionado de ver la inmensa felicidad de su amigo; no podía negar que, también sintió cierta envidia por él. En realidad, cuando estuvieron en la universidad, Isaac siempre fue muy callado, frío y distante, e incluso, debido al amor en secreto que sentía por esta joven que lo salvó, no se atrevió a salir con nadie; obviamente, por el contrario de Nicholas, quien siempre se mostró animado y contento junto a Sasha, su novia. Ellos se veían como la pareja perfecta y siempre se mostraban muy felices juntos; pero ahora, mientras Isaac estaba encantado por haber encontrado a la chica de sus sueños, Nicholas estaba afligido por la separación de Sasha.
Justo cuando estaba pensando en ello, Nicholas recibió una repentina llamada, miró apresuradamente su celular y, tras ver que era de la villa, frunció ligeramente el ceño y respondió: "Hola".
Tras escuchar la respuesta del hombre, Mariam, el ama de llaves de la villa, le dijo: "Joven, el señor Grantham viene a cenar esta noche y, la verdad es que, suena realmente muy enojado". Luego, con la mirada perdida a su alrededor, añadió con gran nerviosismo: "También llamé a la señorita Morris, y dijo que ya estaba en camino".
"¿Qué?", exclamó el hombre con gran disgusto y, arqueando las cejas muy furioso, añadió: "¿No está ella en casa?".
"La verdad es que, la señorita Morris rara vez se queda aquí; de hecho, la mayor parte del tiempo se queda en su departamento, junto a su madre y hermano", explicó la mujer apresuradamente.
Tras escuchar ello, Nicholas se sintió aún más furioso, se tocó ligeramente el puente de la nariz y pensó inmediatamente que Zara se estaba volviendo en un verdadero problema; luego, con la mirada fija a su alrededor, contestó: "Bueno, está bien. Iré ahí ahora mismo".
Tras colgar la llamada, Nicholas se puso inmediatamente de pie y, justo en el momento que estaba dispuesto a irse, Isaac lo detuvo y le preguntó con gran curiosidad: "¿Qué pasó? ¿A dónde vas?".
"Es un asunto familiar y debo ir inmediatamente a ver al abuelo", respondió el hombre lo más pronto posible; mientras tanto, también poniéndose de pie y, con una gran sonrisa en su rostro, Isaac le dijo: "Entonces, déjame ir contigo, tengo muchas ganas de ver a tu abuelo".
Al notar que su amigo estaba dispuesto a ir junto a él, Nicholas se dio la vuelta inmediatamente, le dio unas ligeras palmaditas en el hombro y, le dijo: "No esta noche, por favor. Te invitaré a cenar la próxima vez".
Luego de escuchar ello, Isaac asintió amablemente y, estando de acuerdo con él, le dijo: "Está bien. Buenas noches". Mientras tanto, Nicholas también se despidió amablemente: "Buenas noches".
Después de despedirse de su amigo, Nicholas se apresuró hasta su auto, subió rápidamente y, condujo directamente hasta la villa, donde lo estaban esperando.
Tras una hora de camino, Nicholas finalmente llegó a su destino y, después ingresar a la villa, se dio cuenta que su abuelo ya se encontraba ahí, hablando alegremente con la mujer con la que lo casó. De hecho, Nicholas no pudo evitar mirarla atentamente y un poco atontado cuando la vio sonreír; pues, no sabía que su esposa era una mujer muy hermosa, con una sonrisa seductora y, sobre todo, con un brillo especial en sus ojos cuando sonreía.
A decir verdad, Nicholas había conocido a muchas modelos y actrices sumamente guapísimas y, aunque Zara no era tan hermosa como ellas, tenía un aura pura e inocente; de hecho, era bonita y especial a su manera. Además, como a Nicholas no le importaba involucrarse con Zara, él nunca la miró fijamente; así que, esa era la primera vez que él la veía con tanta atención e interés.
En realidad, Nicholas estaba tan absorto en mirarla que, ni siquiera escuchó lo que ellos hablaron; de hecho, solo estuvo concentrado en Zara, en sus cejas delgadas, en sus pestañas que aleteaban lentamente cuando ella parpadeaba y, en sus delgados labios que se abrían y cerraban continuamente.
"Es bueno que todavía recuerdes volver a tu casa", exclamó la seria voz de Solomon, provocando que Nicholas saliera inmediatamente de su trance.
Por su parte, cuando escuchó ello, Nicholas lo miró ligeramente, se acercó de inmediato hacia él y, con una delgada sonrisa en el rostro, le dijo: "Lo siento, abuelo. Lamento mucho haberte hecho esperar".
Tras decir ello, Nicholas le dio un fuerte abrazo a su abuelo; mientras que, dándole unas palmaditas en la espalda, Solomon lo regañó: "Mocoso… ¿por qué no llegaste a la mansión anoche? Y, ¿por qué tu asistente personal nos mintió?".
"Abuelo…", exclamó apresuradamente el hombre, pues trató de explicarle sus razones; no obstante, antes de hacerlo, Nicholas se sentó en el sofá junto a él, le sonrió cariñosamente y, continuó: "En primer lugar, anoche estuve realmente muy ocupado y, con respecto a tu segunda pregunta, Benjamín no les mintió. Ayer, un cliente fijó repentinamente una reunión en un bar y fui allí para encontrarme con él; de hecho, al principio pensé que terminaría pronto, pero la reunión duró más de lo esperado, e incluso, terminé completamente borracho. Si no me crees a mí, puedes preguntarle a tu nieta política, y verás que no te estoy mintiendo".
Tras decir ello, Nicholas miró a Zara con una sonrisa de complicidad en su rostro y, el señor Grantham, también volteó rápidamente hacia ella y la miró con total curiosidad.
De hecho, cuando Zara hizo contacto visual con Nicholas, no pudo evitar que su corazón latiera cada vez con más fuerza; así que, para evitarlo, apartó rápidamente su mirada, observó atentamente al señor Grantham y, respondió delicadamente: "Sí, es verdad, anoche estuvo muy borracho".
Cuando escuchó esas palabras, la ira del señor Grantham se fue disipando poco a poco, pues, él estuvo enojado desde la cena pensando que Nicholas le había mentido; sin embargo, resultó que solo estuvo ocupado con una reunión de trabajo.
"Bueno… abuelo… Deberíamos comer ahora, ¿no lo crees? Le pediré a Mariam que sirva la cena", dijo Zara inmediatamente, haciendo que el señor Grantham saliera de su trance
Por su parte, después de escucharla, el hombre asintió ligeramente y, le dijo sutilmente: "Sí, está bien". Luego de ello, Mariam sirvió la comida lo más pronto posible y, todos empezaron a comer en silencio.
No mucho tiempo después de la cena, Solomon decidió irse, Al poco tiempo de acabar la cena, Solomon se paró y decidió irse inmediatamente; de hecho, al principio, Zara pensó que Nicholas se iría después de que su abuelo se fuera, pero para su sorpresa, él se fue directamente a su habitación.
Al ver ello, el corazón de Zara empezó a latir con fuerza y, de hecho, no entendía que era lo que Nicholas quería hacer o si estaba planeando pasar la noche en la villa.
De hecho, justo cando pensó en ello, Zara recordó claramente las escenas de la noche anterior, causando que sus mejillas se sonrojaran inmediatamente; luego, como no sabía exactamente lo que hacer, ella solo permaneció en el comedor, mirando fijamente hacia su habitación.
"Señora, me voy a casa", se despidió Mariam antes de irse, provocando que Zara recobrara el sentido al escucharla y solo asintiera en señal de respuesta.
Tras la salida de Mariam, Zara se acercó a la puerta, cerró cuidadosamente y, después de dudar durante gran tiempo, ella finalmente decidió ir a su habitación.
Después de abrir la puerta de la habitación, Zara vio que Nicholas estaba en pijama, sentado en el único sofá junto a la ventana y leyendo tranquilamente un libro; por ello, antes de ingresar, Zara respiró hondo unos segundos y, con la cabeza gacha, caminó inmediatamente hasta el armario. De hecho, al principio, Nicholas se quedó mirándola durante unos segundos; pero luego, reanudando su lectura, la ignoró por completo.
Mientras tanto, después de sacar inmediatamente su pijama, Zara se fue apresuradamente al baño, cerró la puerta y se apoyó contra en ella; luego, como su corazón latía más rápido de lo normal, ella no dudó en colocar su mano sobre su pecho y, sobre todo, respiró profundamente tratando de calmarse. De hecho, después de un tiempo, cuando por fin consiguió que los latidos de su corazón se normalizaron, ella entró a la ducha y se bañó rápidamente.
Tras salir del baño y, al ver que Nicholas seguía leyendo su libro sentado en la misma posición que lo vio antes, Zara tuvo muchas ganas de preguntarle algunas inquietudes que tenía; sin embargo, no reunió el coraje para hacerlo y solo se quedó mirándolo tontamente.
Por su parte, al sentir su mirada penetrante sobre él y, sin siquiera verla a la cara, Nicholas le preguntó repentinamente: "¿No te cansas de mirarme?"
Tras escuchar sus palabras, Zara nuevamente se sintió avergonzada y sus mejillas se pusieron extremadamente rojas; luego, mientras miraba sigilosamente los dedos de sus pies, ella se mordió ligeramente el labio.
Al no escuchar respuesta por parte de Zara, Nicholas cerró rápidamente su libro, lo dejó en la mesita junto al sofá y, le dijo instantáneamente: "Mariam me dijo que rara vez te quedas aquí". Luego, levantando ligeramente la cabeza para mirarla a los ojos, añadió: "Dime, ¿has olvidado los términos y condiciones del contrato? Pues, de acuerdo a ellos, tú no puedes quedarte fuera de esta villa sin mi permiso, ¿olvidaste eso?".
A decir verdad, al ver que Nicholas la estaba mirando fijamente, Zara se puso extremadamente nerviosa, movió inquietamente los dedos de sus pies y abrochó su pijama con fuerza; luego, tras respirar unos segundos y armarse de valor para hablar, le dijo tartamudeando: "Yo… mi hermano... él no está bien de salud y su cirugía está programada para la próxima semana. Por favor, permíteme quedarme con ellos hasta que se recupere".
Después de escuchar la explicación de Zara, Nicholas por fin recordó sobre la enfermedad de su hermano; sin embargo, sin darle mayor importancia a ello, él le respondió cruel y fríamente: "No, no puedes. No quiero que el abuelo sospeche de nuestro trato".
Tras escuchar su respuesta, Zara se quedó completamente atónita, lo miró llena de incredulidad y, de hecho, no podía comprender porque ese hombre se negaba a que ella se quedara con su madre y hermano.
Luego, al ver que estaba un poco aturdida, Nicholas mencionó: "De hecho, puedes ir a verlos todo el tiempo que desees; pero, definitivamente, no puedes pasar la noche con ellos, tienes que volver aquí, ¿entendido?".
Su tono no era alto, pero era autoritario y lo suficientemente frío, lo que obligó a la otra parte a perder el coraje de hablar. A decir verdad, su tono de voz no era tan alto como de costumbre; pero, si era demasiado autoritario y frío, incluso, provocando que Zara pierda el coraje para hablar.
Al no poder decir ni una palabra, Zara volvió a mirar descuidadamente hacia abajo, apretó los labios con fuerza y, estuvo a punto de llorar; sin embargo, se obligó a parpadear innumerables veces para controlarse, pues no quería derramar ni una sola lágrima frente a él.
"De igual manera, me quedaré aquí desde esta noche para evitar que el abuelo sospeche de algo", dijo repentinamente el hombre frente a ella.
En realidad, Zara casi se atragantó con su saliva cuando lo escuchó decir que se quedaría en casa unas cuantas veces; sobre todo, después de recordar claramente que el día de su boda le dijo que se sentía repugnante con solo ver su rostro.
A decir verdad, Zara no entendía que era lo que había pasado, o porque su repentino cambio; sin embargo, sabía perfectamente que, si él se quedaba ahí, ella lo tendría que ver una y otra vez.
Luego, levantando ligeramente su cabeza, ella lo miró boquiabierta y llena de incredulidad; mientras que, Nicholas solo suspiró consternado al verla tan distraída.
"¿Por qué me miras así?", preguntó el hombre repentinamente; mientras que, recuperando rápidamente sus sentidos, ella sacudió la cabeza frenéticamente y le respondió muy nerviosa: "No... quiero decir... la verdad es que..."
En realidad, como Zara no sabía exactamente qué decirle, ella estuvo mirando de un lado a otro, buscando de alguna manera, las palabras más adecuadas.
Mientras tanto, Nicholas la quedó observando fijamente y, de hecho, la evaluó con gran atención, pues no sabía porque esa mujer tenía un comportamiento tan extraño delante de él; incluso, llegó a pensar que estaba loca.
"La... habitación... Iré a la habitación de invitados", dijo Zara repentinamente y, segundos después, corrió apresuradamente hasta el armario; mientras que, aunque Nicholas quiso detenerla, al final no dijo nada, solo se puso de pie y se dirigió a su estudio.
De hecho, como Zara no tenía muchas cosas en la villa, no le tomó mucho tiempo cambiar sus pertenencias la habitación de invitados; luego, cuando por fin estuvo ahí, ella cerró la habitación, se acostó en la cama y puso su mano sobre su pecho. En ese momento, Zara tenía la mirada fija al techo y podía sentir claramente los fuertes y acelerados latidos de su corazón; incluso, le parecía imposible mantener la calma cuando estaba bajo el mismo techo que Nicholas, en especial, después de que puso muy nerviosa cuando estuvo frente a él. Al pensar nuevamente en ello, Zara se sintió aún más inquieta, levantó la colcha y se escondió rápidamente tratando de dormir.