Capítulo 6
Enrique volvió a su auto.
Se sentó en el asiento del conductor con los ojos cerrados durante mucho tiempo antes de poder calmarse.
De repente, el sonido de llamada de su celular interrumpió sus cavilaciones.
Lo tomó y, con una voz ronca, contestó: "¿Sí, mamá?"
***
En un restaurante lujoso, la elegante Sra. Márquez miró el rostro pensativo de su hijo y preguntó con preocupación: "¿Pasó algo malo?"
"No, nada", contestó el joven con la cabeza gacha. Cortaba el bistec con cuidado, pero sus movimientos se veían interrumpidos de cuando en cuando por sus pensamientos.
Estaba completamente absorto en su mundo.
Su madre sonrió y volvió a hablarle: "Eso es bueno. Sé que solo te preocupas por la empresa y el niño. Por cierto, la hija de una de mis amigas es una buena chica y justo ha llegado del extranjero. Es muy educada, sensata y buena persona. Deberías conocerla. Si no lo haces por ti, al menos piensa en tu hijo. Necesita de una madre."
"Mamá, ya te dije que estoy casado", respondió intentando mantener la calma y bajando su cuchillo.
Su madre asintió y se mostró comprensiva. "Sí, sí, su nombre es Raquel García, ¿no? Fue a estudiar al extranjero después de casarse contigo hace cinco años. Pero en todo este tiempo, aún no ha vuelto, ¿o me equivoco? Lo único que te dio fue un certificado de matrimonio. Fuera de eso, es como si no existiera en este mundo. Tu abuela puede haberse alegrado cuando supo de tu matrimonio, ¿pero realmente piensas que yo me creo tu historia?"
Él no respondió y solo apretó sus labios en una línea recta.
"Mis palabras pueden molestarte, pero es mi deber como madre decirte la verdad. Tu abuela estaba muy enferma cinco años atrás. Su más grande deseo era ver que te establecieras y le diste lo que quería. Pero ahora ya está recuperada y tú no puedes continuar viviendo una fantasía. Esa tal Raquel no ha regresado en cinco años. Incluso si existiera, no la puedes esperar de por vida. Por favor, escúchame y sigue con tu vida. Incluso si no necesitas a una mujer a tu lado, tu hijo sí la necesita."
Él le entregó el bistec que había estado cortando y entonces dijo: "Mamá, coma usted. Yo tengo algo que hacer en la empresa."
Luego de decir eso, se puso en pie de manera abrupta y salió del restaurante.
Ya estando fuera, se detuvo de golpe y entrecerró los ojos mirando a las personas que caminaban a su alrededor.
Por un momento, sintió como si realmente hubiera visto a Raquel entre la multitud.
Sin embargo, en tan solo unos segundos pareció haberse esfumado en el aire.
Por otro lado, aunque ella no había podido reunirse con Enrique, ahora tenía que concentrarse en la participación en el evento de su nueva compañía.
Había trabajado como modelo en los Estados Unidos. Debido a su confianza y excelentes habilidades profesionales, además de su ventaja natural por su complexión esbelta y largas piernas, pudo ganarse un lugar en el círculo de las modelos estadounidenses.
Sin embargo, no había ganado mucho reconocimiento, dado que trabajaba por tiempos limitados para poder cuidar de su hijo.
Mas ahora, su pequeño Félix ya tenía edad suficiente para ir a la escuela. Antes de regresar a Indonesia, había contactado a la Empresa de Entretenimiento Brillantes Estrellas, con quienes firmó un contrato por un año.
Raquel se dirigió directamente hacia el hotel HJ.
Esa noche, tenía que asistir a una fiesta que había organizado el equipo del desfile de modas de lujo correspondiente a la empresa.
La fiesta se realizaría especialmente para las modelos y los jueces del desfile; de esa manera, podrían conocerse mejor primero.
La primera fase de la prueba se llevaría a cabo dentro de tres días. Pero, si una modelo no se desempeñaba bien en la fiesta de esa noche, entonces ni siquiera tendría oportunidad de tomar la primera prueba.
Para convertirse oficialmente en una integrante del desfile de modas, la modelo tenía que pasar la primera y segunda fase de la prueba. Luego de eso, podría ganar una cantidad considerable de dinero.
La fiesta se realizó en el hotel HJ.
Cuando llegó al lugar, su agente, Mónica Ramírez, la reconoció con solo una mirada, pues ella tenía un rostro con facciones únicas, muy diferentes a las de cualquier mujer. Su rostro era pequeño, pero lucía hermoso y grácil.
Resaltaba entre la multitud por su esbelta figura y largas piernas que, aunque delicadas, también lucían muy fuertes.
"Raquel, ven", la llamó su agente emocionada. "Te ves mucho más encantadora ahora que cuando estabas en el escenario. Sin duda que eres un gran tesoro."
"Gracias, Mónica. Cuento con tu ayuda en el futuro", respondió la modelo, levantando las comisuras de sus labios delicados y rojos para esbozar una sonrisa.
"Por supuesto. Eres mi modelo ahora. Ve adentro. Primero debes intentar llevarte bien con los entrevistadores esta noche y luego intentar pasar la primera fase de la prueba que tendrás en pocos días", le explicó.
Ella asintió y después caminó por la alfombra roja. Tenía experiencia, así que no sentía nada de nervios. Caminaba de manera tranquila y elegante, destilando confianza con cada centímetro de su cuerpo.
Mónica tuvo que quedarse a esperar a las otras modelos que también representaba.
De pronto, una lujosa furgoneta se detuvo frente a la agente y, desde ahí, salió una mujer joven y sofisticada que llevaba un traje negro.
Parecía el epítome de la feminidad y, cuando sonreía, era como si iluminara los corazones de todos. Ella no era otra que la misma Lucía, una de las modelos más famosas de Indonesia.
Mónica se adelantó y la saludó con una cálida sonrisa. "Lucía, pero qué hermosa te ves hoy. Con esa aura tuya, seguro que ganas el desfile".
"No digas eso. Solo elegirán a cinco modelos de Indonesia, ya que las otras seleccionadas deben ser de Europa y Estados Unidos. No debemos confiarnos", respondió ella con modestia.
"Sí, por eso le pedí a Raquel, nuestra nueva integrante, que fuera primero. Debemos asegurarnos de que nuestra empresa tenga a otra de sus modelos seleccionada y ella podrá lograrlo. Es perfecta, tiene una figura envidiable y se ve incluso más hermosa que en el video".
"¿Raquel? ¿Así se llama tu nueva modelo?", preguntó Lucía y su rostro cambió ligeramente.
No había sabido nada de ella en los últimos cinco años. Jorge y Darío apenas la mencionaban, pero era obvio que aún la extrañaban.
Sin embargo, ella había hecho su mejor esfuerzo para cuidar de su padre e incluso cuidó bien de Darío. Con el tiempo, los dos hombres se habían convertido en su apoyo más poderoso de manera voluntaria.
Y ahora, ¡Raquel había regresado de improviso!
Al pensar en su deslumbrante apariencia y su inigualable figura, Lucía no pudo reprimir los celos.
En la familia García, Raquel era la brillante estrella del cielo, mientras que ella quedaba rezagada a ser la luciérnaga del campo.
Fue solo cuando Raquel se fue que pudo tomar la oportunidad para brillar por sí misma.
Abrió la galería de fotos de su celular y, eligiendo una, se la mostró a la agente. "¿Es ella?", le preguntó.
Mónica asintió. "Sí, es ella. Lucía, ¿acaso ya la conoces?"
Un atisbo de disgusto no disimulado apareció en los ojos de Lucía. "Mónica, no quiero que le des ninguna oportunidad. Y no quiero que se desarrolle profesionalmente en esta empresa."
La agente se sintió muy sorprendida, pero entendió lo que tenía que hacer de inmediato.
Raquel tenía una apariencia impresionante y una figura perfecta para modelar. Sus largas piernas eran ideales para una modelo. Con eso en mente, Mónica había planeado convertirla en una modelo exitosa.
Sin embargo, Lucía era la preciosa hija de la cabeza de la familia García y la prometida de Darío, el joven señor de la familia Lorenzo. Además, ya tenía fama como una gran modelo del país. Por tanto, tenía más experiencia y preferencia que la recién llegada Raquel.
A la agente le encantaba sacar a relucir el buen talento que se le presentara; no obstante, lo más importante para ella era mantener su trabajo.
Además, para ser una modelo no bastaba con tener una gran figura.
Mientras tanto, en la fiesta...
Un hombre vestido con un traje de color claro estaba en pie junto a Enrique. Emocionado, exclamó: "Sabes, este es el mejor desfile para elegir supermodelos."