Capítulo 73
Salí del comedor con el ánimo por los suelos, echando aún más de menos a Daniela.
Solo ella, sin importar si me tachaban de ilusa enamorada o de la hermana de Pablo, me trataba siempre del mismo modo, sin el menor cambio.
Ansiaba que terminara la jornada para poder contarle lo ocurrido.
—Patricia, el Presidente Pablo te llama.
Respondí con un murmullo apagado, y mi mirada se posó en la puerta de su despacho con resignación.
No sabía por qué, dentro de mí crecía una extraña resistencia a verle, aunque, al mismo tiempo, una parte de mí lo deseaba.
Estaba hecha un lío; ni yo misma entendía lo que me pasaba.
Arrastré los pies hasta la puerta de su oficina. Tomé aire, dispuesta a llamar, cuando la puerta se abrió desde dentro.
—¿Qué haces ahí parada? —Frunció el ceño Pablo, y sin esperar respuesta se giró para volver al despacho.
Lo seguí, aunque sin saber muy bien qué hacer con mis manos ni con mi postura. Al final me detuve a tres metros de él: —¿Qué asunto tiene conmigo?
Sentado frente a

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