Capítulo 43
¡Cuanto mejor había sido el Federico de hace siete años, más miserable parecía el de ahora!
Ella estaba convencida de que entre los dos hubo amor, solo que ahora ya no existía.
No, el amor no había desaparecido, solo se había desviado.
Norma respiró hondo para no seguir dejándose arrastrar por esas emociones. Su tiempo valía dinero.
Tras esbozar una sonrisa amarga, se secó rápidamente las lágrimas, se arregló frente al espejo del baño y, asegurándose de que no quedaba rastro de abatimiento, salió con la cabeza en alto y el pecho erguido para continuar con su trabajo.
—Señor Alonso.
No esperaba encontrarse con él al salir.
Alonso la miró fijamente a los ojos, como si notara que había estado llorando.
Norma, algo incómoda bajo su mirada, bajó la vista levemente.
Pero Alonso sonrió suavemente y dijo: —Hoy vine como socio colaborador solo para echar un vistazo por la empresa, y me sorprendió toparme con la señorita Norma.
—Señorita Norma, ¿hablamos en otro sitio?
Al escuchar que él venía c

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