Capítulo 36
También había que preparar los bonos de Año Nuevo para el personal doméstico de la casa de los Vargas.
Andrea siempre había sido generosa. Para recompensar el arduo trabajo del año, solía otorgar primas de fin de año bastante generosas, y además entregaba una suma considerable de dinero para celebrar el Año Nuevo.
Sin embargo, este año no había regresado, así que esa tarea recayó por completo en manos de Salvador.
Con la llegada del día tan esperado, Salvador también percibió la emoción y la alegría entre el personal de la casa de los Vargas. Apenas amanecía y ya podía ver en sus ojos una mirada cargada de esperanza.
—Ya que Andrea no está, ¿por qué no me dejas encargarme de estas cosas? —Julia se acercó, tomó del brazo al hombre y le sonrió dulcemente.
Salvador lo pensó un instante y asintió.
Después de todo, estos pequeños asuntos del hogar era mejor dejárselos a la señora de la casa. Él se ocupaba de los asuntos de la empresa y nunca tenía que preocuparse por lo doméstico.
Dado que

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