Capítulo 46
Seguramente no lo vio...
De otro modo, ¿cómo habría sido capaz de irse dando un portazo?
Los recuerdos de la adolescencia siempre eran dulces y hermosos, pero las memorias más profundas que vinieron después también traían consigo un dolor asfixiante. Por suerte, Andrea ya no se aferraba a todo eso.
Prefería pensar que aquel adolescente de sus recuerdos ya había muerto.
El Salvador de hoy, y quien hoy en día lideraba el Grupo Águila Dorada, ya no era aquel joven que ella una vez conoció.
Andrea había terminado por aceptar esta realidad, tras una y otra decepción, en medio del dolor.
Un dolor profundo, una gran impotencia, pero al final, no había nada que pudiera hacer.
Andrea se dio la vuelta, dispuesta a marcharse de inmediato.
—¿Andrea, a dónde vas? —Lucía corrió tras ella, tomó su mano y dijo: —Tu papá solo tiene un carácter difícil, no te tomes sus palabras tan a pecho. Mi Andrea...
Andrea sonrió: —Mamá, tengo cosas que hacer, hoy no me voy a quedar a cenar.
—Pero...
—Mamá, ya no so

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