Mi nombre fue escrito en una tarjeta y puesto en una caja de esas del amor a ciegas.Así que yo, Josefina Medina, una estudiante de escasos recursos en la Universidad Río Claro,Así termine convirtiéndome en la presa del nuevo juego de caza del círculo social más poderoso de esta universidad.El encargado de domesticarme fue el líder del consejo estudiantil, Francisco Sánchez.Él me cortejó como en una telenovela: fue amable, atento y muy generoso.Todos decían que estaba a punto de convertirme en una rica, como una mascota suya.Apostaban a mis espaldas, haciendo apuestas sobre cuánto lloraría el último día del plazo de un mes.Pero nadie conocía la verdad.Los cazadores más sofisticados a menudo se presentan como presas.Mi único objetivo al venir a esta universidad fue evaluar el carácter de mi potencial prometido.Y ahora, la evaluación ha concluido.