Capítulo 12

¿Y ahora, solo porque ella cayó al agua y él no regresó para cuidarla, quería divorciarse? ¿Qué tontería era esta? ¿Tenía ella tantos problemas con Teresa? ¿Tomaba el matrimonio con tan poca seriedad? Tomás estaba tan enfurecido que las venas de su frente se hincharon al instante. Agarró con fuerza el acuerdo sobre la mesa y estaba a punto de abrirlo cuando de pronto la voz fría de Elena llegó por el teléfono. —¿Qué quieres? —¿Esta vez quieres amenazarme con el divorcio? ¿De verdad tienes que llegar a este punto? Frente a su cuestionamiento colmado de furia, Elena se mostró serena. Tomó el control remoto y abrió las cortinas, estiró su cuerpo antes de responder con lentitud. —Por supuesto que no. Apenas Tomás había comenzado a calmarse tras oír estas palabras, su siguiente frase volvió a tensarlo —Nuestro matrimonio ya ha terminado, ¿para qué amenazar? ¿Terminado? Tomás sonrió con ironía, con la mirada cubierta de oscuras nubes. —¿Dices que se acabó y ya? ¡Yo jamás firmaré ese acuerdo