Capítulo 9
Andrés permaneció dos días enteros en la habitación de Karina.
El embarazo estaba inestable y el médico había ordenado reposo absoluto, así que él no se apartó de su lado.
Con solo fruncir un poco el ceño, Andrés ya se inquietaba y le preguntaba qué le pasaba.
Karina, recostada contra el cabecero, tenía una sonrisa satisfecha; con los dedos, jugueteaba con la manga de su camisa:
—Eres muy bueno conmigo.
Pero Andrés miraba el reloj, distraído sin saber por qué.
En algún rincón de su memoria, también había alguien que solía tomarlo del borde de la camisa y decirle:
—Andrés, eres muy bueno conmigo.
—Que tu corazón sea el mío para toda la vida, y que ni la vejez pueda separarnos.
Regresó a la realidad y forzó una sonrisa, aunque sus ojos se desviaban continuamente hacia la puerta.
Desde aquel día, no lograba concentrarse.
—¿Qué pasa? —Karina notó su desconexión.
Él se levantó: —Nada. Voy a traerte un vaso de agua.
Apenas salió de la habitación, sus pasos se aceleraron sin control. Caminó d

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil